Primero que nada, es importante saber que el perfil de riesgo del inversor es el punto inicial para comenzar a invertir. Este refiere a la expectativa de retorno esperado en función del riesgo a asumir. Es decir, obtener un mayor rendimiento debe asociarse con asumir un mayor nivel de riesgo, por lo tanto, a mayor riesgo de la inversión mayor es el retorno que se exigirá, y este riesgo es el grado de incertidumbre que se tiene del resultado de la inversión. Las métricas que se utilizan para dimensionar estos atributos son las históricas de cada clase y tipo de activo y el cliente debe conocerlas.
Por otra parte, el perfil de cada persona está relacionada con diferentes factores, especialmente: los objetivos de la inversión, el estilo o personalidad del inversor en materia de grado de aversión al riesgo, considerando tanto la tolerancia como la capacidad de asumir riesgo, el nivel de conocimiento, sus circunstancias personales y el horizonte temporal.
En términos generales, se distinguen tres perfiles de inversión distintos:
👉Perfil de inversión Conservador: Es aquel que se conforma con un nivel de retorno bajo, evitando asumir las incertidumbres y variaciones de inversiones más riesgosas. Este tipo de perfil aplica a personas que no se sienten tranquilas ante los riesgos, y deben optar por inversiones conservadoras y constantes en el tiempo. Se caracteriza por priorizar la disponibilidad inmediata de sus inversiones, buscando minimizar la incidencia de las fluctuaciones del mercado.
👉Perfil de inversión Moderado: Cuenta con elementos conservadores y arriesgados, buscando un equilibrio entre ambos. Este tipo de perfil se encuentra dispuesto a asumir ciertas oscilaciones en sus inversiones esperando que en un mediano o largo plazo pueda obtener una mayor rentabilidad. Es un perfil intermedio, tratándose de personas que pueden tolerar cierto riesgo en sus inversiones a cambio de una mayor rentabilidad.
👉Perfil de inversión Arriesgado: Es aquel que prefiere asumir los riesgos, incertidumbres y volatilidades lógicas de las inversiones que prometen mayores niveles de rentabilidad. Se caracteriza por inversores cuyo objetivo principal es maximizar el rendimiento de su cartera, asumiendo para ello un alto componente de riesgo. Están dispuestos a mantener sus inversiones por períodos largos, sin asignarle una alta prioridad a la disponibilidad inmediata de sus activos y a asumir pérdidas de capital.