Conocer y diferenciar los distintos tipos de fondos de inversión nos ayudará a sopesar las ventajas y riesgos de cada uno y a decidir en cuál de ellos invertir nuestro dinero en función de nuestros objetivos y nuestro perfil.
Los distintos tipos de fondos de inversión se pueden clasificar en función de varios criterios, uno de ellos es su vocación inversora, es decir, el tipo de activo en que se invierte el patrimonio del fondo y el riesgo que asume el partícipe:
Fondos monetarios: Invierten en el mercado monetario, en el que se negocia dinero en efectivo y otros activos (como operaciones de crédito y préstamos, pagarés de empresa o deuda pública), que están considerados como de bajo riesgo y alta liquidez. La duración media de su cartera es igual o inferior a seis meses.
Fondos de renta fija: Invierten principalmente en activos de renta fija (como bonos, obligaciones o letras del tesoro). La duración varía en función del plazo de la inversión. El desempeño de los fondos de renta fija está ligado a la evolución de los tipos de interés. Además, cuanto menor es el plazo de vencimiento de los activos, menor será el riesgo pero también la rentabilidad potencial.
Fondos de renta variable: Invierten la mayor parte de su patrimonio en acciones. En el mercado existe una amplia variedad de fondos según el área geográfica, el sector y la capitalización de las compañías en que se invierte. Los fondos de renta variable se dividen en subcategorías en función del mercado en el que inviertan (Globales, Estados Unidos, Europa, etc.), los sectores (energía, telecomunicaciones, tecnológico, etc.) o de otras características que definan a los valores en que se invierte como, por ejemplo, la capitalización bursátil o el tamaño de la empresa. Los fondos de renta variable ofrecen rentabilidades potenciales mayores que los de renta fija, asociadas a un mayor riesgo.
Fondos mixtos: Son fondos con exposición tanto a activos de renta fija como de renta variable. Según el fondo, el porcentaje de inversión en cada uno de estos activos varía. Es importante conocer esta proporción ya que determinará el riesgo asociado al fondo y su potencial rentabilidad. Así, cuando el fondo mixto tiene un mayor porcentaje de inversión en renta fija, el potencial de rentabilidad es menor, pero también lo es el riesgo. De igual manera, cuanto mayor es el porcentaje de inversión en renta variable, mayor es el potencial de rendimiento, pero también el riesgo que asume el partícipe.